Donlad Trump independiente

En el debate de los que aspiran a convertirse candidatos del partido Republicano  para ser presidente de los Estados Unidos, Donald Trump lanzó una amenaza que, estoy segura, está dispuesto a cumplir. Dijo que si no era nominado por su partido, se lanzaría en busca de la presidencia como candidato independiente. No se conformó con eso, también hizo alarde de la cantidad de millones de dólares que posee y aseguró estar dispuesto a meter las manos a sus arcas personales para sufragar su campaña.

Donlad Trump es un hombre del medio del espectáculo, sabe como moverse en ese territorio y conoce las formas para causar efectos en sus audiencia. Sin embargo, durante el debate olvidó uno de los pilares que apuntalan la industria del entretenimiento: el contenido. Trump está vacío, no tiene propuestas. Es evidente que la geografía no esta en su acervo, confunde un país con otro y piensa que Latinoamérica se llama México, pobre. Pensará que Cuba es lo mismo que Panamá y que su asociación con Venezuela no tiene que ver nada con China, tal vez piense que Asia sea un barrio en la Ciudad de San Francisco y que Corea del Norte sea el nombre de una nueva fragancia. 

Si lo suyo no es la geografía, menos lo es la economía. Insiste en construir un muro fronterizo para evitar que pasen los burros que vienen de México cargados de droga sin pensar lo que le harían sus compatriotas si tuvieran que vivir un día sin cocaína. No habla de planes de salud que inhiban el  consumo de heroina ni de cancelar todas esas leyes que permitan fumar marihuana en forma recreacional en varios estados de la Unión Americana. Tal vez no se ha enterado.

Tampoco es político ya que no sabe la etiqueta de la diplomacia y, como buen hombre de espectáculos, cree que soltando una frase efectista salvará al mundo. Pobre. Esa estrategia alcanza para los cincuenta minutos que dura un programa malo de televisión, no da para más.

Los estadounidenses, tan puritanos y tan ortodoxos no son afectos a estos ricos que meten la mano a la cartera y salen a conquistar el voto de los electores. Pero, evidentemente, Trump no sabe mucho de Historia ni de lo que sucedió en su país apenas hace unos años. Ojalá tuviera un equipo de asesores que le contara lo que le sucedió a un texano llamado Ross Perot. Así se ahorraría unos dólares y le evitaría al mundo la mortificación de estarlo escuchando.  

Pero creo que Trump no se va a callar. Necesita seguir haciéndole el caldo gordo a Hillary Clinton.

  
  

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