Cuando la frivolidad ofende

Todos, hasta el más profundo de los seres humanos tiene sus momentos de frivolidad. Algunos tienen ciertas preferencias fatuas que eligen guardar en el secreto del último cajón y otros las muestran con una impudicia natural. Cada quién. Todos, hasta los más prudentes, hemos tenido un resbalón mayúsculo, vivimos en casa de jabonero. Ni hablar, es parte de la condicion humana ser falibles, la perfección es un anhelo, un punto que se dibuja en el futuro y al que se aspira llegar algún día, sin poder alcanzarlo jamás. Sí, pero hay errores que se forjan a base de una frivolidad tan descarnada que ofende.

Antes, frente a un moribundo, la gente se santiguaba y elevaba los ojos al cielo. Los que no sabían rezar, por lo menos guardaban silencio como una muestra de respeto a la vida que estaba a punto de terminar. Claro que eso era antes, cuando los médicos eran forjados en el respeto a la existencia y los valores esenciales giraban en torno al cuidado, a la salud y se hacía un jurmento profesional con toda consciencia.

Pero en la era del culto al ego y la inmediatez, en la que lo que se hace público no pasa por el tamiz de la reflexión,  el vacío en la cavidad craneal y la falta de valores de una estudiante de medicina cuya frivolidad no conoce fronteras, nos ofende. María José González, estudiante de medicina de la Universidad del Valle de México, publicó en Whatsapp la imagen de una mujer de edad avanzada, en agonía, con el texto Fui a hacer guardia y una señora estaba agonizando y pues selfieee.

Dejando de lado que la frivolidad va aparejada del desonocimiento total de redacción, esta jovencita, cuya futilidad traspasa las fronteras hasta llegar a faltar al máximo valor que debe de tener un médico, es decir, empatía, ofende a la moribunda, a sus seres queridos y a la sociedad en su conjunto. No sé qué intentó con este mensaje. 

Con esta imagen mancha a la institución que se encarga de su instrucción, no me imagino quién querrá dejarse atender por un médico egresado de esta institución si así los están formando. O, ¿quién querrá aparecerse en su consultorio cuando llegue el momento? Yo no. 

Cuando la frivolidad se besa con la estupidez da a luz la evidencia que no se puede ocultar. María José González se exhibió como lo que es desde lo más profundo de su ser. A mí no me gustaría ser atendida por una persona tan hueca, con aserrín en la cabeza que si reacciona así ante la agonía, no me imagino lo que hará ante una emergencia.

¿Qué hará la Universidad del Valle de México con María José González? ¿Qué harán sus padres? ¿Qué harán los familiares de la señora que aparece en la foto?

No, no es un acto de frivolidad inocente, no se trata del color de los zapatos, o del largo de una falda. Se trata del respeto a la dignidad de un ser humano que está enfrentando la muerte. Esa cara, cuya expresión no sé descifrar, esos dedos que se abren para formar la V de la victoria, esa boca abierta y esa sonrisa hablan y hablarán de María José González y de lo que ella es. Nos cuentan dónde están sus intereses y sus valores.

 A mí tanta frivolidad, me ofende. 

  

a href=’http://cloud.feedly.com/#subscriptionfeedhttpwww.ceciliaduran.wordpress.com’ target=’blanco blank’>

Archivos