Lo inverosímil se vuelve realidad como si se tratara de una mala narración. Lo que resultaba increíble, sucedió. Donald Trump consiguió los votos necesarios para ser el candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos. El partido de Lincoln, de Grant y de Reagan pone en la posibilidad de ser presidente a un personaje cuasi cómico que parece salido de un cartón dibujado por un pésimo caricaturista. No será la primera vez que los republicanos le entregan al mundo a un ser impresentable, George W. Bush no me dejará mentir.
En la línea que tan buenos resultados ha traído, sin ideas y con muchas arengas, con peroratas en vez de discursos, los republicanos se ponen de rodillas ante su flamante candidato. Al grito de ¡enciérrenla!, refiriéndose a Hillary Clinton, festejan los buenos resultados que trae hacer sentir en vez de pensar. ¿Qué pasará cuando acabe la fiesta y tengan que ponerse a trabajar? ¿Quién limpiará semejande cochinero?
El gobernador Chris Christie sale a los gritos, ¿culpable o inocente?, mira a la multitud enardecida. ¿Cuántos se lavarán las manos y dirán: ya qué? El gobernador de Colorado, anfitrión de la Convención, no estuvo ahí. Algunos prefieron desmarcarse desde el primer instante. Mientras algunos se confunden y creen estar viendo el Superbowl, otros se tapan la cara y no entienden cómo fuern a dar ahí.
Solamente unas horas antes, la señora Trump plagiaba las palabras de Michelle Obama. Pero la eficiencia de las consignas y un buen slogan han sustituido las buenas razones. En un mundo en el que la información esta al alcance de los dedos, la gente analiza poco y piensa menos. Pronto las bocas de chancla, los peluquines de pelos de elote, la ostentación vulgar se pondra de moda.
No sé si Hillary Clinton sea o no culpable de lo que se le imputa, no creo que sea una blanca paloma. Tampoco creo que quiera mucho a los mexicanos o que tenga una política que beneficie gratuitamente al mundo, pero parece que la mujer sabe pensar. Esa es hoy ina gran cualidad. Pero parece que a los republicanos eso de pensar, no les gusta tanto.