Clases híbridas

El regreso a clases es un hito que de debemos superar. No podemos seguir encerrados, aunque a decir verdad, la tentación de quedarnos en la tibieza de la madriguera es sumamente seductora. Nos quejamos del encierro y ni cuenta nos dimos de lo cómodos que estábamos en casa. Los profesores hemos tenido que hacer uso de la resiliencia y aprovechar nuestros recursos al máximo. Aprendimos a usar diferentes plataformas, nos confundimos y nos aclaramos; nos hicimos moño y nos desenredamos; dejamos que el ingenio y la creatividad llegarán a nuestro auxilio para seguir dando clases. Logramos que el show pudiera continuar. Siempre supimos que esta sería una época de transición.

Las clases virtuales fueron un espacio virtuoso por medio de el cual logramos que el mundo no se parara en seco. Pero, no han sido pocas las veces en que nos sentimos sometidos a la soledad de la pantalla. No estábamos seguros si detrás de ese cuadro oscuro en el que leíamos un nombre había o no una persona. Era claro que si no encendían su cámara, el estudiante que se encontraba al otro lado no quería mostrar algo. Y, ese algo era sus espacios privados, su intimidad pero también significaba que muchos estaban dormidos, en pijama, acostados o en un estado inconveniente y poco apropiado para tomar clases. Era preciso volver.

Sin embargo, se entiende que muchos sigamos teniendo miedo de regresar. Las cifras de contagios alarman al más tranquilo, ¿cómo no? La ocupación hospitalaria crece, la población vacunada aún no garantiza la inmunidad de rebaño y aunque tengamos ganas de volver, la cautela marca que tal vez sea momento de esperar. La cautela y la incomodidad. Dar clase con cubrebocas es muy incómodo. Ni modo. La dicotomía sobre el tema es ineludible, ir o no ir, ¿es ese el dilema? Me temo que no. El dilema que se enfrenta es el de la continuidad y en ese sentido, hay claridad. Es preciso continuar.

Y, como la mente humana está buscando soluciones todo el tiempo, las clases híbridas le dan la oportunidad a todos de continuar a su modo y a su ritmo. Pondremos a la tecnología a que trabaje a nuestro favor. Los que ya no resisten en encierro, pueden ir a clases presenciales con medidas de protección. Los que quieran quedarse en casa, o harán ya que seguirán tomando clases como hasta ahora. Los maestros, una vez más, haremos acopio de resiliencia para que la vida siga. Atenderemos a los que tenemos enfrente y a los que están frente a una pantalla. Y, de esa manera, echaremos a andar la rueda de la vida una vez más.

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